Del dicho al hecho…

…no puede haber un gran trecho. Y mucho menos en el entorno empresarial, en un escenario en el que el consumidor busca marcas que se comporten de forma responsable y cuya manera de hacer esté basada en valores como la honestidad, la transparencia o la autenticidad. Hasta ahora, muchas marcas, empresas u organizaciones habían trabajado de forma meticulosa en estrategias de marketing y comunicación con propósito, pero no acababan de obrar en consecuencia por lo que el resultado era una comunicación repleta de palabras -en ocasiones, con un storytelling brillante y bien armado- y promesas.

El propósito de marca es un tema cada vez más relevante teniendo en cuenta que los consumidores quieren conocer más de las empresas, productos y marcas que consumen y éstos deben construir vínculos de confianza con el consumidor. Éste quiere elegir marcas que tengan un propósito que trascienda de los beneficios y que se traduzca en el firme compromiso de hacer de este mundo un lugar mejor. Una marca que lleve incorporado en su ADN los valores y sus convicciones

De ahí nace BCorp, un movimiento que aúna a corporaciones cuyo fin es generar un impacto positivo tanto en sus empleados, como en el medio ambiente, así como en la sociedad en general. De hecho, las compañías que forman parte de esta iniciativa tienen un fin claro: usar su poder como empresa para ayudar a solucionar problemas sociales y medioambientales y situar el propósito social y económico de la empresa al mismo nivel.

Quizás hace algunos años, dicho objetivo podría parecer una utopía o una misión al alcance de unos pocos, pero a día de hoy ya son más de 3.500 empresas de alrededor de 70 países las que se han comprometido con este movimiento y con la generación de un impacto positivo.

Son compañías que sí obran en consecuencia -como seguramente otras tantas que aún no pertenezcan al movimiento- y que deben ser capaces de explicar a la sociedad tan loable misión para ser capaces de inspirar a las personas: a todas aquellas que forman parte de la organización, a los consumidores, a los partners, a los stakeholders… Esto les permitirá ser un referente, atraer talento, fidelizar a sus consumidores, satisfacer a sus trabajadores y ser relevantes como un agente social responsable y proactivo. 

En términos de comunicación, las marcas deben entender que el propósito no es una táctica, sino que es una estrategia a largo plazo que hay que trazar, diseñar, desarrollar, ejecutar y contar de manera efectiva. Y es que como decía James Humes, “el arte de la comunicación es el lenguaje del liderazgo”.

María Bautista

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